Técnica RGD

diciembre 24, 2021
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Después de la muerte de un ser querido, se enfrentan dos situaciones igual de difíciles y dolorosas, ya que no solo se debe afrontar y aprender a vivir sin esa persona, sino que también se presenta la situación del ¿qué hacer con lo que a él o ella pertenecía?

 

Algunas personas mantienen su ropa y todas sus pertenencias intactas y tal como las dejó su ser amado para tener la idea de que de alguna manera él o ella siguen con ellos de alguna manera, hay otras personas que ordenan y organizan todo lo que era de esa persona para de alguna manera aliviar su dolor. Sin embargo, ni dejar todo tal y como estaba ni ordenar u organizar todo lo que era del ser amado es recomendable hacerlo de inmediato, es mejor esperar a que pase un tiempo y prepararse de mejor manera emocionalmente hablando para pensar que hacer con sus pertenencias.

Alguna sugerencia que se puede dar pasado un tiempo de la trascendencia del ser querido y al estar preparado emocionalmente es que las cosas del ser querido pueden reutilizarse, quizá dar un poco de ropa o algún accesorio a algún familiar que la pueda necesitar o que desee usarla o a algún conocido que de igual manera pueda darle buen uso.

Otra sugerencia o recomendación que se otorga es que se guarde simplemente si no desea reutilizar o donar, y así siempre se tendrá presente su esencia al ver o cuando se limpie u organice y vean sus pertenencias, lo recordarán con mucho amor.

Por último, se aconseja igual que si no se desea reutilizar o guardar, está la opción de donar sus pertenencias a alguna organización sin fines de lucro, tal vez a una casa hogar o a algún asilo donde puedan necesitarlo o darle un buen uso y de esta manera sabrán que queda en buenas manos.

Hay que recordar siempre que, si se decide donar o reutilizar, no se está faltando el respeto a la memoria del ser querido, si no más bien se está dando un buen empleo a lo que él dejó en vida, tomar en cuenta que se le da a gente que lo necesita o pudiera requerir, y si se decide guardar, se hace con el máximo respeto y saber que siempre su esencia quedará guardada no solo en sus pertenencias o lo que dejó en vida, sino también en sus corazones.

Autor: Psic. Armando Mejía Cifuentes.

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