Cuando hablamos de empatía nos referimos a la capacidad que nos permite observar, analizar y entender lo que la otra persona siente, sin dejarnos invadir por los estados emocionales de esta. En el pasado se creía que ser empático se trataba de ponerse en los zapatos de la otra persona, sin embargo esta idea era como pensar que todos calzamos del mismo número y que las personas sentimos y pensamos igual.
La empatía se trata de un concepto que representa la receptividad a las emociones de nuestros iguales y tener la capacidad de identificarlas a través de gestos y palabras, pero también habla de una capacidad para comprenderlas y apreciar la situación sin caer en juzgar a la otra persona.
En el campo infantil, formar niños emocionalmente empáticos, es sensibilizarlos para que tengan la capacidad de entender a sus compañeros de escuela, amigos, familiares y personas en general, a través de la espontaneidad e inteligencia emocional.
La empatía se forma a lo largo del tiempo, se construye con el ejemplo de los referentes familiares principalmente. En psicología se distinguen diferentes etapas del desarrollo empático:
♦ Empatía emocional: Se da por imitación de la respuesta emocional del medio, en donde el bebé al escuchar que su hermano llora, él llora también.
♦ Empatía entre el año y los dos años: La empatía evoluciona junto con el niño y ya sabe que los demás son personas externas a él y es capaz de darse cuenta cuando otra persona se encuentra mal. Sin embargo, no sabe bien cómo consolarle.
♦ Empatía cognitiva: Sobre los seis años el niño sabe que sus sentimientos y emociones son diferentes de quienes le rodean. Aquí empieza el desarrollo de la empatía como nosotros la entendemos.
♦ Empatía entre los 10 y 12 años: La empatía en su máxima expresión se presenta en la pubertad cuando los niños son capaces, no solo de preocuparse por quienes le rodean, sino también por personas a quienes no conocen. Por ejemplo, aparece la preocupación social por quienes no tienen comida o techo.
Si queremos que nuestros niños desarrollen la empatía, debemos seguir unas sencillas recomendaciones:
1. Da ejemplo: Si quieres un hijo empático, ¡demuestra tú también empatía! Para ello, escúchale y muéstrale afecto cuando tenga un problema o, simplemente, no se sienta del todo bien.
2. Otórgale importancia a lo que te cuente: Tómate el tiempo para darle valor a cada palabra que salga de la boca de tu hijo.
3. Presta atención a sus sentimientos y no les juzgues por ellos: Es importante que los padres evitemos los juicios de valor como «deja de llorar por tonterías», «pareces tonto llorando así».
4. Acepta que cada persona tiene sus propias emociones y sentimientos.
5. Expresa tus sentimientos y ayuda a tu hijo a entenderlos.
6. Consuela a tus hijos cuando estén tristes.
7. Habla con él: Mirar una película, jugar o leer un cuento puede ser una buena oportunidad para ponerse en el lugar de algún personaje y preguntar a tu hijo qué haría él en tal o cual situación.
La empatía se aprende y se practica, si queremos que nuestros niños tengan esta virtud para la vida, debemos mostrar una actitud, un trato y emociones diferentes; somos formadores en sus vidas, si en el aquí y ahora los educamos adecuadamente lograremos erradicar el bullying y entregaremos a la sociedad seres humanos de calidad, de bien y mujeres y hombres valiosos para un mañana más sano y humano para todo.
Psic. Edwin Rivera Uscanga.
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