Para quienes se encuentran alrededor del doliente, todos estos cambios pueden parecer algo lógico y comprensible en los primeros instantes o días tras la pérdida, sin embargo, conforme el tiempo pasa, la permanencia de estas conductas puede suscitar una preocupación que escala de lo normal a lo desmedido rápidamente debido a la confusión que suele existir sobre cuáles son las características de un duelo normal y qué aspectos de la persona son realmente indicadores de que puede estar atravesando un trastorno del estado de ánimo como el trastorno depresivo mayor.
De acuerdo con el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM) en su quinta edición (2013) este trastorno se caracteriza por los siguientes aspectos clave:
• Estado de ánimo depresivo la mayor parte del día
• Marcada disminución del interés o placer en todas o casi todas las actividades la mayor parte del día
• Aumento o pérdida significativa (> 5%) de peso, o disminución o aumento del apetito
• Insomnio (a menudo insomnio de mantenimiento del sueño) o hipersomnia
• Fatiga o pérdida de energía
• Sentimientos de inutilidad o de culpa excesiva o inapropiada
• Capacidad disminuida para pensar, o concentrarse, o indecisión
• Pensamientos recurrentes de muerte o suicidio, intento de suicidio
Ahora bien, dado que la sintomatología por sí misma puede confundirse con otros trastornos del estado de ánimo u otro tipo de depresión clínica, es importante que aun con la detección de estos síntomas sea un profesional quien evalué y determine si los eventos, pensamientos y emociones del doliente coinciden con la permanencia temporal, la duración, afectación e intensidad del trastorno depresivo mayor, así como la correcta canalización y tratamiento adecuado.
De lo anterior se puede concluir que es necesario tener apertura, diálogo y confianza con el doliente, ya que aun si el objetivo ideal es que las personas presenten un estado de bienestar genuino durante el mayor tiempo posible para poder elaborar su duelo de manera saludable, no quiere decir que los individuos deban negar las circunstancias, sentimientos y pensamientos de malestar que forman parte de la nueva realidad a la que se ven enfrentados tras la pérdida.
Psi. Adriana Aramis Rosete Viveros
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