Duelos perinatales

noviembre 5, 2021
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Los seres humanos forman parte de un todo, nacen, se van desarrollando, se enamoran, construyen lazos a lo largo de su vida, con muchísimas personas que dejan huella, encuentran a alguien con el que deciden formar algo a lo que llamar hogar, es entonces cuando se decide formar una familia, si es que así se planea y quiere. Ver crecer al fruto del amor que los unió, la llegada de los hijos y es durante la crianza donde se les ayuda puliendo sus alas para que, después de un tiempo emprendan el vuelo y sean tan libres como les sea posible.

Sin embargo, desafortunadamente, esa expectativa y esa ilusión se puede ver disuelta por cuestiones ajenas a nosotros, dando paso a una muerte prematura surgiendo así, un duelo inesperado, esto dificulta mucho el mismo proceso, ya que, a pesar de que sabemos, nunca se está preparado para sobrellevar el perder a alguien a quien amamos, en este caso para los progenitores o cuidadores primarios tiende a ser doloroso y complejo el afrontar esta situación, de haber perdido a ese ser que nunca tuvo la oportunidad de conocerlos.

Es entonces por lo cual los duelos perinatales son tan complejos, complicados y delicados, pues se vive una perdida de alguien a quien no se pudo conocer por completo, se rompen y se quiebran esos sueños e ilusiones que la familia y los padres crearon para ese ser.  Los duelos perinatales hacen referencia a un embarazo que culmina con la pérdida del producto, incluidos el aborto espontáneo, el ectópico, el aborto terapéutico y la muerte neonatal temprana.

Es por esto, que se le llora y extraña a lo que pudo ser y es por eso que es de suma relevancia tratar de no lacerarnos con el “hubiera…”, ya que, ese es el más doloroso de todos, debido a que, como padres, se crea una expectativa de lo que será del futuro de su hijo o hija.

Que le gustará, cuál será su primera palabra, cuantas anécdotas y travesuras hará, que decidirá estudiar, cuál será su color favorito, “me sacará canas verdes o será tranquilo como su abuelo”, todos esos componentes que terminan por culminar en una personalidad y en ciertas características que lo componen como ser único.

Es por eso, que los familiares más cercanos pudieran ser de gran apoyo en este proceso, así como también pudieran entorpecerlo y causar daño, aunque no sea esa su intención principal, ya que, en su afán de tratar de mitigar el dolor, en ocasiones se dicen o expresan frases hirientes y poco empáticas, más hacia las personas gestantes que hacia los compañeros.

A pesar de no existir un manual o las palabras mágicas para quitar su sentir o su perdida, es importante resaltar que no decir y como no actuar ante este tipo de situaciones con base a lo que viven los padres que acaban de perder a su hijo.

En primera instancia, debemos considerar el factor y el sentir de la mujer o persona gestante, si bien es un momento difícil, la mayor carga de culpabilidad recae en ellas, debido a las frases tan famosas de “ella es la madre, debió cuidarse más”, “mujer que no es mamá, no es mujer completa”, “tener hijos es el propósito de toda mujer, para eso nacimos mujeres”, entre otras más, que hacen alusión a que, como personas que pueden gestar, por el simple hecho de tener útero son una “fabrica de bebés”, por lo cual, es probable que la mujer sienta culpa, remordimiento y sentimientos de inferioridad, al no sentirse apta para ser mamá, tanto en la parte gestante como en la crianza, además del hecho de perder a un hijo, acompaña ese sentimiento de vacío y culpabilidad en el cual se cuestiona porque ella sigue viva y no el menor, quitándose humanidad y derecho a vivir. Sumándole que estos temas no se hablan, debido a la intimidad con la que se nos ha enseñado a llevar nuestra vida sexual no erótica, como la menarca, la fertilidad, la menopausia, entre otros procesos naturales en el cuerpo humano.

Poco se habla de la participación del varón en estos temas, debido a que su cercanía con el tema de los hijos es reciente, ya que, antiguamente se creía que su única participación en la crianza era la de proteger y proveer, dejando de lado ejercer su paternidad, porque ese era el trabajo de la mujer, sin embargo, hoy día la participación del hombre en estos temas se ha vuelto más activa, por lo que ellos también experimentan ese duelo, pero, muchas veces son dejados de lado, debido a la falsa creencia en ellos, porque se piensa que no tienen una relación tan estrecha como la embarazada, invalidando así sus emociones, sentimientos y experiencia, provocando ese rechazo al dolor y a la tristeza, además de pensar que deben ser fuertes.

Todo lo anteriormente mencionado, es un factor que pudiera generar conflictos en la pareja, en su relación y en sus decisiones, es probable que al final de todo, terminen por divorciarse o separarse, pues a veces la perdida de un hijo, tiende a ser razón suficiente para culminar con la relación que sostenían, por la creencia de que “un hijo viene a mejorar las cosas para la pareja”, sumándole que, en muchas ocasiones la familia no ayuda a este proceso, pues en su razón de querer ser un apoyo para los padres, cometen errores, como decirles frases como “Ella no sirve para ser madre, te lo dije desde un principio”, “ustedes ni eso pueden hacer”, “Es por eso que te dije que debías dejar de trabajar, mira las consecuencias”,  y esto posiblemente generará más disputas para la pareja.

Por lo anteriormente mencionado, es importante concluir con que, no hay palabras o acciones que podamos hacer para evitar o eliminar que la pareja se sienta triste, es completamente normal que lloren, que externen su inconformidad, que extrañen o que duela, pues el duelo aquí radica en esa expectativa y en eso que pudo ser, pero que desgraciadamente por circunstancias ajenas a ellos, no fue, además, toda perdida genera esas emociones y sentimientos.

Lo que si se puede hacer es pedir ayuda, porque no es necesario pasar solos por esta experiencia, existen muchas redes de apoyo a las cuales pudieran asistir, como la atención terapéutica y tanatológica, individual o en pareja, pues es fundamental comprender que es un proceso y que cada persona se toma su tiempo. También, otra red de apoyo sumamente importante es la familia, ya que esta pude acompañar si así se permite, validar su experiencia y hacerles saber que están ahí con ellos, acompañándolos en este momento tan difícil y que el amor familiar, siempre será un refugio, un espacio seguro, un lugar donde podrán ser ellos mismos, donde no se les juzgará y se les brindará todo ese amor, cariño y ternura que solo la familia, puede dar.

Autor: Psic. María Isabel Rivera García.

Referencias

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