Duelo por Suicidio

septiembre 16, 2022
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Por sí misma, la muerte toma por sorpresa a los seres queridos de quien trasciende, y aun si se trata de una larga enfermedad degenerativa que conlleva de manera lógica a un deceso anticipado, el hecho es que suele existir aún algo de impredecible en cuánto a cuál será el momento exacto del deceso y el contexto preciso en que ocurrirá.

En artículos anteriores como Duelos complicados y Duelos trágicos se ha abordado la existencia de condiciones específicas que pueden dificultar más el ya complejo proceso de duelo y que constituyen por sí mismas factores de riesgo que dificultan y/u obstaculizan una sana resolución del duelo, y entre ellos se encuentra el suicidio.

La sola mención de la palabra “suicidio” puede evocar conflicto al tratarse de un tema tabú aún a la fecha, ya que atentar contra la propia vida es percibido como un acto antinatural, que escapa a la lógica y por ende no solo es incomprensible, también es inconcebible para la mayoría de la sociedad, esa misma sociedad que conforman los dolientes o “sobrevivientes” al acto suicida y también su red de apoyo.

Y es que si bien el duelo es un proceso personal, es imposible dejar de lado el aspecto social que inevitablemente permea todos los aspectos de la vida y por ende también de la muerte, como son la existencia de prejuicios que polarizan el acto suicida con ideas del tipo “lo hizo porque era débil” por un lado, y, “seguro necesitó mucho valor para hacerlo” por el otro.

Para familiares y amigos se trata por sí mismo de un evento devastador e incluso traumático, con consecuencias a corto, mediano y/o largo plazo de no contar con el apoyo necesario. De acuerdo con la “Guía para familiares en Duelo por suicidio” de la Asociación de Investigación, Prevención e Intervención del Suicidio (Asociación-Red AIPIS) publicada en 2019 “algunas de las causas que diferencia el duelo por suicidio de otros tipos de duelo es la culpa irracional, la estigmatización social, pensamientos reiterados buscando el por qué y, en algunos casos, la ocultación y la vergüenza.”

Y es que el silencio es el principal enemigo de los dolientes, un silencio que va desde negar las causas del deceso hasta negar que se está viviendo una situación desgarradora llena de un dolor que es completamente natural y válido, pues al involucrar un tema tabú los individuos directamente se privan de externar lo que sienten y lo que piensan ante la ausencia física de su ser amado, pues el peso del estigma es tan grande que en primera instancia puede opacar lo que verdaderamente importa: reconocer la individualidad de quien ha trascendido y que no existen buenos ni malos ni culpables.

Es posible encontrar motivos para continuar y sonreír, pero para ello es necesario hablar del dolor y atravesarlo de manera activa, recordando que solo somos dueños de nuestras propias decisiones y únicamente podemos escribir nuestro propio destino.

Psi. Adriana Aramis Rosete Viveros

 

Asociación-Red de Investigación, Prevención e Intervención del Suicidio (2019) Guía para familiares en duelo por suicidio, Madrid, España. Editado por la Oficina Regional de Coordinación de Salud Mental. Recuperado de: http://www.madrid.org/bvirtual/BVCM020325.pdf

 

 

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