Aunque se crea que la base fundamental de toda relación humana es la comunicación, realmente en esencia es la comprensión. Para hablar del primer término debemos de empezar con la raíz, se puede comunicar de la mejor manera, con las mejores técnicas y utilizando las palabras ideales, sin embargo, si la persona a la cual le estoy comunicando no me está comprendiendo, entonces le hablan a una pared, asegúrense de estar siendo comprendidos ¿Qué me entendiste de lo que te dije? ¿Me puedes explicar lo que entendiste? ¿Necesitas escucharlo nuevamente? Son algunas preguntas para poder identificar si lo que creí que dije se entendió como quería, porque como lo planteó magníficamente el escritor, sociólogo y doctor en filosofía chileno Rafael Echevarría en su libro “Actos del lenguaje, volumen I la escucha” en el 2011, también conocido por desarrollar el discurso de la Ontología del lenguaje:
“Entre lo que pensamos, lo que queremos decir, lo que creemos decir, lo que decimos, lo que quieren oír, lo que oyen, lo que creen entender, lo que quieren entender y lo que entienden, existen nueve posibilidades de no entenderse”
Y más importante, tratar de observar si yo estoy comprendiendo, para con base en mis áreas de oportunidad tratar de mejorar, pero ¿En dónde queda la comunicación?
La comunicación es un arte, el arte de tratar de compartir, para mejorar la comunicación tenemos que identificar ¿en qué estoy fallando?, en los adolescentes es complicado más no imposible, cuando se obliga a cualquier persona a confiar, ¿realmente lo está haciendo? Para tener una comunicación efectiva entre padres e hijos se necesita enseñar con el ejemplo, hacerlo primero uno mismo para empatizar, abordar, confiar y crear un vínculo que posteriormente se convierte en una simbiosis.
Para una comunicación efectiva se debe de escuchar y no de oír (la diferencia radica que al escuchar pongo atención y comprendo) y con base en la escucha hablo para solucionar, no para discutir, al hacerlo se trata también de centrarse en el problema actual y no en los anteriores comentar: ¿recuerdas la vez que también dijiste que ya no lo ibas a hacer? Y que paso nada, nada como siempre o la otra vez que te fuiste a no sé a dónde también dijiste lo mismo, no es lo adecuado en la comunicación efectiva, aunque sea difícil lo importante es abordar el tema desde el aquí y el ahora en la solución del conflicto, y también si los padres requieren de pedir disculpas no teman en hacerlo, porque no son perfectos, pero saben reconocer el fallo, y eso se aprende.
Al final de todo, en las relaciones humanas siempre habrá obstáculos en el camino, pero vale la vida intentar modificar situaciones para modificar escenarios.
Autor: Jonathan García Mezhua.
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