Es importante tener siempre en cuenta la edad y la personalidad del menor, al igual que comprender cuál ha sido su relación con la persona finada, ya que estas características peculiares son las que forjaran la existencia (o no) de un duelo infantil. Así mismo, ser conscientes en todo momento de que se trata de niños, por lo que no tiene cabida esperar que reaccionen del mismo modo en que lo hacen los adultos, aun si se trata de sus cuidadores.
Otro aspecto relevante es ser sinceros y congruentes con lo que se expresa, lo que incluye por supuesto el ser honesto con uno mismo respecto a las emociones y pensamientos a raíz de la pérdida. Por ejemplo, reconocer cuándo es necesario pedir ayuda para poder tener un tiempo a solas, permitirse expresar libremente la tristeza por medio del llanto sin ocultarse de los niños, y sincerarse con respecto a la naturaleza desconocida de la muerte son algunas de las pautas básicas.
Demostrar vulnerabilidad en estas fechas no tiene por qué “arruinar” las reuniones, sino todo lo contrario, asienta un precedente a los más pequeños, demostrando que aún ante lo impredecible de la vida, a pesar de ser vulnerables y de que mamá/papá no posean una respuesta absoluta acerca de por qué morimos o qué es lo que pasa al morir, la vida vale la pena en tanto nos permitamos apreciar lo que aún tenemos.
La unión familiar sin duda es importante no solo como protagonista de los festejos decembrinos, sino también como un medio para fomentar la empatía en el hogar, entendiendo a esta como un concepto que engloba la receptividad a las emociones de nuestros iguales y la capacidad de identificarlas a través de sus gestos y palabras, así como la capacidad para comprenderlas y apreciar la situación sin caer en juzgar al otro.
Desde la empatía es posible ayudar a los más pequeños de la casa a entender que la ausencia física de aquellos a quienes amamos conlleva cambios en mayor o menor medida, y que dichos cambios pueden hacer que este año la navidad sea diferente, quizás no puedan celebrar del modo en que están acostumbrados a hacerlo, quizás no estén todos a la mesa durante fin de año, pero el amor de todos sus seres queridos siempre estará presente.
Psi. Adriana Aramis Rosete Viveros
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