AMAR Y QUERER NO ES LO MISMO

febrero 4, 2021
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El amor es un sentimiento único e irrepetible, puede ser motivado o inspirado por alguna persona o incluso algún objeto. El amor crea vínculos cercanos entre dos seres individuales que se encuentran, se conocen, se descubren frente al otro y que después de un proceso de comunicación, interacción y de explosiones emocionales llegan a procesar racionalmente la emoción, transformándola en el sentimiento más puro que conocemos y al cual le llamamos amor. Sin embargo, hablar del tema del amor es un poco más complejo de lo que pensamos, no existe un único tipo de amor, son diferentes tipos que es importante conocer.

Al amor romántico y pasional se le denomina “Eros”, usualmente se da al inicio de la relación, es aquí en donde las parejas aseguran haberse enamorado “a primera vista” y comienzan a idealizar a su pareja como lo máximo. Tiene que ver con la intensidad de la atracción física y pasional por la otra persona. Por otro lado, tenemos al segundo tipo de amor, me refiero al amor lúdico o “Ludus” en el cual la pareja busca más aventuras y diversión, en este tipo de amor la atracción física juega un papel muy importante, sin embargo, es un amor efímero y pasajero, ya que cuando alguno de los miembros de la pareja se aburre va en busca de algo nuevo que le despierte la misma capacidad de asombro. En tercer lugar, tenemos a uno de los amores más bonitos, el amor amistoso y leal “Storge”, el cual está basado en la lealtad, amistad y compañerismo, se caracteriza por ser un amor maduro y duradero en donde hay un compromiso real con la pareja y las demostraciones de pasión intensas pasan a segundo plano.

Pero no solamente tenemos estos tres tipos de amor, existen combinaciones de los afectos que pueden dar como resultado alteraciones patológicas en las relaciones de pareja, por ejemplo: el amor maniático que surge de la suma del amor “eros” y “ludus”, nace pues de lo obsesivo y lo pasional, viene de las personas con baja autoestima que necesitan sentirse amadas, este tipo de relación se basa en los celos y la posesión, por ende puede terminar en violencia y ser un pase seguro al duelo por ruptura amorosa. Por otro lado, tenemos otro tipo de amor que pudiera tornarse patológico, pero en menor intensidad que el anterior, por supuesto hablo del amor pragmático, el cual se deriva de la suma del “Ludus” y “Storge”, este pudiera decirse que es un amor interesado, realista y práctico, en cuyo caso busca en la otra persona que pertenezca a su mismo círculo social, económico, de gustos e intereses, ya que de lo contrario terminará por decepcionarse y dará fin a la relación.

A pesar de estas formas patológicas y variadas de amor, las parejas en el deber ser, tendrían que cultivar el amor Ágape el cual surge del amor “Eros” y “Storge”, ya que este amor es una combinación de lo romántico, amistoso y leal y se basa en un compromiso inquebrantable, en donde no hay celos, ni se espera nada del otro, la base es el bienestar de ambas partes. Si este tipo de amor se alcanza, el querer deja de ser y se vuelve un amor incondicional; es importante que sepamos que aquella persona que quiere, sentirá la necesidad de poseer a la otra persona, esperará que su pareja cumpla con sus expectativas e ideales y demandara de forma obsesiva su atención, su tiempo e incluso su voluntad.

Quizá al inicio de la relación es imposible no empezar por el querer, ya que este nos sirve para ir conociendo a nuestra pareja y explorar infinitas posibilidades que nos alejen de la monotonía, sin embargo, debemos estar conscientes que todo amor debe madurar y fortalecerse, ya que de lo contrario puede estar destinado al fracaso y por ende derivar un duelo profundo por ruptura amorosa en el noviazgo o divorcio en el matrimonio.

En este último punto debemos ser conscientes y entender que frente a cualquier tipo de ruptura amorosa en el matrimonio los hijos no tienen la culpa de las decisiones y/o conflictos de los padres, ponerlos entre la espada y la pared es una forma de violencia y negligencia de cuidados, ya que los niños al final del día siguen teniendo un vínculo con ambos padres y no tienen por qué generar resentimientos o conflictos. También es menester señalar que hablar de amor es también un tema individual, debemos partir del amor propio y no mantenernos en una relación destructiva bajo el pretexto o argumento de que lo hacemos por nuestros hijos, ya que lo único que lograremos es hacer sentir culpables o responsables a los niños por nuestros apegos patológicos y les generaremos un trauma.

Autor: Psic. Edwin Rivera Uscanga

Psicoterapeuta y Tanatólogo

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