Todos nosotros, nos hemos encontrado en situaciones en las que nos hemos sentido perdidos. Cuando nos sentimos perdidos no sabemos qué hacer o por dónde comenzar. De hecho, sentirse perdido en la vida es bastante habitual, todos en algún momento nos hemos sentido así. En su mayoría son situaciones que pueden cambiarnos la vida, situaciones que implican una importante decisión en nuestra vida, aunque ni siquiera entendemos lo que realmente está pasando (más adelante y con perspectiva en muchas ocasiones encontramos el sentido).
Para algunas personas es la pérdida de un ser querido, para otros es perder un trabajo, sufrir un accidente, ser víctima de una agresión, una ruptura, divorcio, inmigración o cualquier otra situación que percibamos como traumática.
En una situación como esa, tendemos a pensar demasiado y nos enfocamos solo en esa situación específica. Empezamos a sentirnos ansiosos sobre cómo vamos a superarlo, y tal vez, al mismo tiempo, tristes o culpables (o ambos) por lo que está sucediendo.
Comenzamos a tomar decisiones por las razones equivocadas, pensando en lo que otros dirían o en lo que otros harían en nuestra situación.
Por ejemplo, cuando perdemos nuestro trabajo solicitamos un trabajo para el que no estamos capacitados y que no nos gusta para nada, solo porque «debería estar trabajando».
Además, generalmente, estas situaciones vienen acompañadas de emociones negativas, como el miedo al futuro, miedo al fracaso (o incluso al éxito), tristeza por el pasado o por nuestras pérdidas, remordimientos o culpa y ansiedad.
a anhedonia no es una enfermedad o un trastorno en el sentido íntegro. Se trata más bien de un síntoma, un rasgo que acompaña a otros trastornos, como puede ser una depresión, la distimia o incluso la esquizofrenia, según la investigación citada previamente.
Lejos de alarmarnos ante estos procesos, vale la pena informarse más al respecto y descubrir que muchas personas sufren esta sensación a ‘pequeña escala’ en su vida cotidiana. Para poder aclarar las ideas, veamos más a continuación acerca de la anhedonia, por partes.
Podríamos definir la anhedonia como la pérdida del placer en las cosas más comunes, una caída del interés por todo lo que nos envuelve, acompañada de apatía.
La pérdida del sentido de la vida es un estado emocional que se manifiesta a través de una serie de síntomas emocionales, cognitivos y conductuales. Si bien la experiencia puede variar de una persona a otra, algunos síntomas comunes incluyen:
Apatía y Desinterés:
Las personas que experimentan la pérdida del sentido de la vida tienden a sentir una profunda apatía y desinterés por actividades que antes disfrutaban. Pueden perder la motivación para participar en pasatiempos, trabajo o relaciones sociales.
Sentimientos de Vacío:
Las personas afectadas a menudo describen una sensación profunda de vacío emocional, como si hubiera un agujero en su interior. Pueden sentir que la vida carece de propósito o significado.
Desesperanza:
La desesperanza es un síntoma común que involucra una creencia negativa y persistente de que las cosas nunca mejorarán. Las personas pueden sentir que no hay solución para sus problemas y que el futuro es sombrío.
Cambios en el patrón de sueño y comida:
La pérdida del sentido de la vida puede influir en los hábitos de sueño y alimentación. Algunas personas pueden experimentar trastornos del sueño como insomnio o exceso de sueño, así como cambios en el apetito, ya sea la pérdida de apetito o comer en exceso.
Aislamiento Social:
Quienes enfrentan la pérdida del sentido de la vida a menudo se retiran socialmente. Pueden evitar interacciones sociales y sentirse distantes de amigos y familiares.
Pensamientos Negativos y Autocríticos:
Los pensamientos negativos sobre uno mismo y el mundo pueden ser prominentes. Las personas pueden culparse a sí mismas por su situación y ver el mundo como un lugar inhóspito.
Falta de energía:
La pérdida del sentido de la vida a menudo va acompañada de una sensación de fatiga persistente, lo que puede dificultar el cumplimiento de las tareas diarias.
Cuando uno se encuentra en el abismo de la pérdida del sentido de la vida, puede parecer una tarea abrumadora encontrar el camino de regreso hacia la satisfacción y el propósito.
Sin embargo, existen estrategias y pasos que pueden ayudar a enfrentar esta situación desafiante:
Hablar con alguien de confianza:
Compartir tus sentimientos y pensamientos con amigos cercanos, familiares o un terapeuta puede ser un primer paso crucial. La comunicación abierta puede proporcionar apoyo emocional y una perspectiva externa que te ayude a entender mejor tu situación.
Explorar tus emociones:
Aceptar y procesar las emociones que experimentas es fundamental. En lugar de reprimir o negar tus sentimientos de apatía, desesperanza o vacío, permítete sentirlos y comprender su origen.
Establecer metas pequeñas:
En lugar de buscar un propósito de vida grandioso de inmediato, establece metas más pequeñas y alcanzables. Estos logros incrementales pueden ayudarte a recuperar la confianza en ti mismo y en tu capacidad para influir en tu vida.
Reevaluar tus valores y metas:
Aprovecha este período para reflexionar sobre lo que es importante para ti y lo que deseas lograr en la vida. Pregúntate a ti mismo si tus metas y valores actuales se alinean con tu verdadera esencia y propósito.
Buscar nuevas experiencias:
Explora nuevos intereses, pasatiempos o actividades que puedan despertar tu curiosidad y energía. La exposición a experiencias nuevas puede ayudarte a encontrar un sentido renovado en la vida.
Practicar la gratitud:
Cultivar la gratitud por las cosas pequeñas y positivas en tu vida puede ayudarte a cambiar tu enfoque hacia lo positivo y a apreciar las bendiciones que a menudo pasan desapercibidas.
Ayuda profesional:
Si la pérdida del sentido de la vida persiste o se acompaña de síntomas graves de salud mental, buscar la ayuda de un profesional de la salud mental es fundamental.
La terapia y el asesoramiento pueden proporcionar herramientas y estrategias específicas para abordar los desafíos emocionales.
Conexiones sociales:
Cultiva y fortalece tus relaciones sociales. Mantener conexiones significativas con amigos y seres queridos puede proporcionar un apoyo vital y un sentido de pertenencia.
Cuidado personal:
Dedica tiempo a cuidarte física y emocionalmente. La práctica de hábitos saludables como el ejercicio, la alimentación equilibrada y el sueño adecuado puede tener un impacto positivo en tu bienestar general.
Recuerda que la pérdida del sentido de la vida es una experiencia común en la vida humana, y con el tiempo y el esfuerzo, muchas personas logran recuperar un sentido de propósito y significado. El proceso puede ser desafiante, pero es importante ser paciente consigo mismo y buscar el apoyo necesario mientras trabajas en la recuperación de tu bienestar emocional y tu sentido de la vida.
La búsqueda del sentido de la vida es una cuestión profundamente humana que a menudo nos lleva a reflexionar sobre quiénes somos, cuál es nuestro propósito y qué significado tiene nuestra existencia. Cuando enfrentamos la pérdida del sentido de la vida, a veces surge la sensación de que estamos perdidos en un mar de incertidumbre, como si estuviéramos vagando sin un rumbo fijo. En estas situaciones, es fundamental recordar que el sentido de la vida no es algo predefinido o impuesto desde afuera, sino más bien una búsqueda personal y una creación propia.
Psic. Ana Isabel Rivera