Gestión emocional en el duelo

diciembre 15, 2023
El duelo emocional es un proceso de adaptación que nos permite restablecer el equilibrio personal que ha quedado alterado por una pérdida. Las consecuencias emocionales están directamente relacionadas con la persona o personas que hemos perdido y también con el modo en el que se ha producido la pérdida: el tiempo de relación, la intensidad y las circunstancias de esa relación, lo imprevisto de la pérdida. Pero siempre supone un gran dolor, tristeza, desestructuración y desorganización.

A pesar del sufrimiento que causa, el duelo emocional es un proceso necesario y ayuda a adaptarse a la pérdida, prepara para vivir sin la presencia física de esa persona o personas, y es fundamental, para conducir correctamente el vínculo afectivo de forma que sea compatible con la realidad presente.

Su duración es muy variable, pero podemos considerar que los dos primeros años suelen ser los más duros, de todas formas, cada persona tiene su propio ritmo y necesita un tiempo distinto para la adaptación a su nueva situación. Sobre todo, no hay que desalentarse, confía en que saldrás adelante.

Además de la tristeza existen otras manifestaciones sobre la pérdida

Emociones y sentimientos

  • Tristeza
  • Enfado
  • Alivio
  • Impotencia
  • Miedo
  • Confusión
  • Rabia
  • Soledad
  • Anhelo
  • Insensibilidad

Pensamientos

  • Incredibilidad
  • Confusión
  • Preocupación
  • Alucinaciones breves y fugaces
  • Sensación de Irrealidad

Sensaciones físicas

  • Opresión en el pecho
  • Opresión en la garganta
  • Vértigos
  • Irregularidades ritmo cardiaco
  • Falta de aire
  • Debilidad muscular

Conductas

  • Soñar con la persona que hemos perdido
  • Evitar recordatorios de la persona
  • Suspirar
  • Llorar
  • Atesorar objetos que le pertenecían
  • Buscar y llamar en voz alta

Existen diferentes tipos de duelos emocionales. Siempre asociamos duelo a la pérdida por la muerte de un ser querido; pero el dolor, la tristeza y el resto de emociones, pueden ser de igual o mayor intensidad y complejidad en otras formas de pérdida:

  • Pérdida de la salud: enfermedades.
  • Pérdida de la juventud: envejecer.
  • Pérdida de la imagen física: engordar, adelgazar, desfiguración por accidente, desfiguración por enfermedad o tratamientos.
  • Pérdida de la fertilidad: imposibilidad para ser madre/padre de forma biológica, abortos, etc.
  • Pérdida de una estabilidad económica: pérdida de trabajo, disminución del nivel de vida, aceptación de un cambio en el ritmo de vida por imposibilidad económica, etc.
  • Pérdida de un ser querido: fallecimiento, rupturas sentimentales, enfrentamientos con amigos, etc.

Un elemento común en la pérdida emocional y el consiguiente proceso de duelo emocional es que el desencadenante es un acontecimiento o situación que no está bajo nuestro control, y que conlleva emociones como impotencia, incredulidad, frustración, desesperanza, incertidumbre y por supuesto tristeza.

Es importante recordar que la experiencia de lo que representa una pérdida es subjetiva e intransferible pues depende, entre otros factores, del tipo de relación que existía con aquello que ya no forma parte de nuestra vida, del motivo de la ruptura y del rol que se ha jugado en ésta (como actor o como receptor de la pérdida).

Para gestionar emocionalmente la pérdida hacemos especial énfasis a las tareas que Worden señala como necesarias en un proceso de duelo:

  • Aceptar la realidad de la pérdida.
  • Trabajar y expresar el dolor
  • Adaptarse a la nueva situación en ausencia de…
  • Recolocar emocionalmente a la persona o aquello que se ha perdido, así como invertir energía en la vida.

Cada persona debe tomar la decisión de buscar ayuda profesional libremente, pero debe plantearse seriamente hablar con alguien sobre su duelo si presenta alguno de los siguientes síntomas: Dificultades para el funcionamiento habitual de la persona, sentimientos de culpa muy elevado, desesperación extrema, ira descontrolada, depresión continuada en el tiempo, sintomatología física, que comprometa el bienestar físico, abuso de sustancias o ideas suicidas.

Hacer un duelo sano, sea cual sea la pérdida, permitirá seguir adelante creando nuevas oportunidades, abriéndose de forma no condicionada a nuevas relaciones y recobrar así el sentido de la vida y de los proyectos que sirven como motor desde un nuevo plano, en el que, como expresan algunas personas, “siento que después de todo he crecido”.