Cosas que no se recomiendan hacer después de una separación

febrero 2, 2024
Las rupturas amorosas son sucesos complicados pues se trata de un vínculo que suele ser valorado como “especial” e incluso como “por encima de” otro tipo de relaciones (familia, amigos), por lo que se sobreentiende que la pareja tiene un rol específico que “ningún otro individuo podría ejercer” y esto repercute en el proceso de readaptación al tener que hacer nuevamente la vida sin pareja.

Crecemos escuchando acerca de una “media naranja” que ha de complementar a la perfección a la persona que somos, que sabrá atender y resolver en torno a nuestros sueños, necesidades e ideales, eligiendo olvidar en ocasiones que se trata simplemente de otra persona tan imperfecta y tan carente como uno mismo y por ende es posible que existan  diferencias irreconciliables que lleven a terminar la relación.

Si bien las circunstancias en las que ha ocurrido la ruptura amorosa tendrán peso (si terminaron en “buenos” o en “malos” términos, si se encontraban viviendo juntos o no, la existencia de planes o compromisos familiares, económicos, etc.) existen algunas premisas que pueden prevenir de manera general que una persona desarrolle complicaciones en el duelo por separación al enfrentar sentimientos como frustración, abandono, decepción e incluso inutilidad y por supuesto, desamor.

Por lo tanto, en primer lugar es importante ser conscientes de si se está atravesando una renuencia a dejar ir a la otra persona a fin de evadir la vivencia de todo lo que trae consigo la ruptura del vínculo afectivo. Esto puede manifestarse no tan sólo con la renuencia a dejar ir si no con la búsqueda activa de la ex pareja, ya sea de manera personal (presentándose en su casa o en su trabajo por ejemplo) o por medios electrónicos con llamadas y mensajes que intenten simular que la relación no ha terminado.

Esto por supuesto es una de las cosas que no se deben hacer tras experimentar una separación dado que una relación sana debe establecerse bajo la reciprocidad y el consenso y toda acción que demerite o intente anular la decisión de la ex pareja sólo dañará la relación que hubo junto con la que pudo haber existido tras la ruptura. Para poder adaptarse a la  nueva realidad es necesario por supuesto, en primer lugar, reconocer que existirán cambios y que es ideal que seamos participantes activos en ellos al mantener una comunicación respetuosa que busque establecer acuerdos.

De allí que tampoco sea ideal incurrir en la contraparte de éste tipo de acciones, es decir, tampoco hay que poner distancia de manera total con la otra persona desde la negación, pues se estaría tratando entonces no de un recurso para sanar emocionalmente si no de un mecanismo para evadir la realidad de la pérdida que ayude a pretender o afirmar que “todo está bien” y que “no ha pasado nada” para proseguir con la cotidianidad.

Por último, en el caso de existir hijos en común no se debe hablar mal de la expareja pues esto constituye una forma de violencia hacia la integridad de los menores en tanto ello atenta contra su derecho a una vida digna en la que tengan presente que si bien la relación entre sus padres ha llegado a un fin, la relación entre hijos-padres es completamente distinta y por ello pueden y deben seguir contando con ambos tutores.