¿Cómo ayudar a una persona que no tiene sentido de vida?

enero 26, 2024

Es importante recordar que el sentido de vida cambia según nuestras experiencias y en ocasiones el sentido de vida se pierde, para esas ocasiones donde perdemos el sentido de vida es importante seguir las siguientes recomendaciones:

  1. Escucha sin juzgar.

Cuando quiera hablarte de lo que le ocurre, trata de adoptar una postura relajada y cercana. Haz ver que te interesa lo que tiene que contarte, aunque te lo haya repetido en más de una ocasión recuerda que debemos de tener paciencia. Intenta mantener el contacto visual y no estar en modo multitarea, presta atención y escucha todo lo que tenga que contarte, con una actitud libre de juicios, sin categorizar ni, mucho menos, diagnosticar. Aunque parezca que no sirva de nada, para muchas personas es muy terapéutico el poder expresar lo que siente y lo que le ocurre, se puede hacer mucho con solo escuchar.

  1. No minimices (ni maximices) su problema.

“Eso son tonterías”, “verás que pronto se te pasa”, “¿ya estamos otra vez con lo mismo?”. Muy lejos de ayudar, todas estas afirmaciones pueden acrecentar la sensación de frustración de la persona que sufre por no poder sanar algo que para los demás parece tan simple, recuerda que la gravedad de los problemas los dictamina la persona que está pasando por eso.

“Tú no estás bien”, “esto es muy grave”. Estas afirmaciones, pueden preocupar en exceso a la persona que sufre y empeorar sus síntomas, sugerirle ayuda es importante sin alarmar de más a la persona

Algunas frases que puedes utilizar para reconfortar a la persona y darle a su problema la importancia justa que tiene podrían ser: “veo que estás sufriendo”, “podemos buscar juntos soluciones” “verás que tiene solución” “llorar no está mal”

 

  1. Anima sin presionar.

Una característica muy común de la mayoría de las personas que pierden el sentido de vida, es que la persona deje de hacer algunas cosas que hacía antes del síntoma, ya sea por miedo, por falta de motivación, etc.

Puedes animarle a que retome alguna actividad que antes le gustaba, pero sin presionarle a hacerlo. Para ello, también puedes proponerle ser su acompañante en esa actividad, o alguna alternativa más factible o sencilla que puedas hacer, siempre dejando claro que quizá no siempre podrás acompañarle pero que mientras puedas lo intentarás

  1. Pide permiso para hablar del tema y para acercarte.

¿Te apetece que hablemos? ¿Podemos tocar el tema? Puede ser una buena forma de iniciar una conversación sobre el problema de esa persona. Nunca hables con un tercero del problema de alguien delante de él o ella, puede ser que malinterprete la situación, deja siempre que sea la persona que lo sufre quien hable de su propio problema.

 

 

  1. No aconsejes ni des lecciones.

“Tú lo que tienes que hacer es…”, “Deberías hacer” “A ti lo que te pasa es…” Por mucho que quizás tú mismo hayas pasado por una situación parecida, recuerda que no todos afrontamos los problemas de la misma forma, por lo que algo que a ti te funcionó muy bien, puede no ser en absoluto una solución para otra persona. Sí que puedes hablar de tu experiencia y de cómo encontraste soluciones (eso puede ser muy enriquecedor para la otra persona) pero, como siempre, desde una posición libre de juicios y sin pretender que la otra persona pase por los mismos pasos, es importante que no pierda su autonomía y capacidad de decisión, habrá momentos donde si es importante decir que eso no lo debe hacer, por ejemplo, si empieza a consumir drogas.

  1. Ofrece ayuda profesional sin estigmatizar.

Si ves que esa persona lleva mucho tiempo conviviendo con su malestar, puedes animarle a acudir a un profesional de la salud mental para ponerle fin. Puedes decirle que el hecho de hablar con una persona experta, quizás podría ayudarle mucho más que sólo hablar con gente cercana. También recuérdale que no hay que estar loco para ir a un psicólogo, sino que en algunas ocasiones es muy útil para mejorar ciertas dificultades, que es normal y saludable.

  1. Recuérdale lo que sientes por él/ella.

Tanto si los consejos anteriores te funcionan como si no, recuérdale de vez en cuando a la persona que sufre, que vas a estar a su lado pase lo que pase, y que puede contar con tu apoyo, recuérdale lo mucho que le amas.

Puedes recordarle las cosas que te gustan de él/ella y por qué le quieres o aprecias.

Esto es muy reconfortante para las personas que sufren y, aunque no te lo sepan agradecer en ese momento, les ayuda saber que hay alguien que, pese a todo lo que le está pasando, está ahí para ellos.

  1. Cultiva tu paciencia y cuídate.

 Cada uno necesita su tiempo y aprender sus propios recursos para superar ciertas situaciones. Así que, sé paciente y recuerda que, aunque en ocasiones lo parezca, la gran mayoría de personas no sufre por voluntad propia.

Puedes fallar en ocasiones, ya que acompañar y/o convivir con una persona con estas características puede ser agotador y desgastante.

No te sientas culpable si en ocasiones te enfadas o te frustras, ni tampoco si necesitas un respiro. De hecho, para que puedas ayudar bien a alguien, lo más importante es que no te olvides de cuidarte a ti mismo.

Psic. Jonathan García Mezhua

Cabello P., P., (2000). EL SENTIDO DE LA VIDA.. Pharos , 7 (2), .

RANKL, VICTOR E. EL HOMBRE EN BUSCA DEL SENTIDO. 6a. ed. BARCELONA: HERDER, 1985.